¿De qué voy a hablar si tu piel no me quiere escuchar? Si no me entienden tus manos y se ríe de mí tu despertar.
Si ya me he cansado de esperar y esperar. De intentar. De enjabonar y aclarar.
En mi mente conduce ebria la ignorancia. De copiloto, tu voz. Dice: "Nunca es tarde para regresar".
¿Regresar? Si no sé de dónde vengo ni a dónde voy a parar.