Algo me golpea la mente. No lo he visto venir. No es la primera vez.
Reconozco tu olor. Es primitivo. De nuevo mi olfato te vuelve a encontrar. Hay un rastro, un cordón umbilical. Y llego.
Nos vemos donde siempre, donde no hay más. Me estás esperando. Y yo te digo:
"Creo que tienes algo que era mío." Y tú continuas: "Creo que tengo algo que solía ser tuyo."
Y te desvaneces. Y te vuelvo a encontrar. Tiro piedras a tus ventanas, a las ventanas de tu pensamiento.
Me aterroriza lo que pueda encontrar, pero no puedo parar. Y entonces me miras.
Tu mirada es la sal y mis ojos la herida. Quiero escapar pero no me muevo. Sé lo que debo hacer y lo ignoro.
Estoy lejos de casa. Vértigo, paredes, frío, calor, vueltas. Pánico. Lo quiero.