Qué difícil nos resulta humanizar a nuestros ídolos. Y es que todos tenemos a alguien idealizado, y reconocer su imperfección, sus fallos…no es tan fácil como pueda parecer.
Mi caso es el de Nacho Vegas: cantautor favorito, compañero inseparable de viajes, de cualquier tipo de tarea, opiáceo por excelencia, amigo con empatía insuperable, depresivo esencial. Vamos, que no me lo cambien.
Siempre que enciendo mi mp3 o el ordenador abro la carpeta 'Nacho Vegas', la pongo en modo aleatorio y empiezo a recitar canción tras canción, de memoria. No me canso. Está claro que no todas las canciones me encantan, ni me parecen igual de buenas, pero mi opinión sigue manteniéndose.
Sin embargo, un fantasma me persigue desde que escuché su última creación, “Cómo hacer crac”, y quiero deshacerme de él de mi forma preferida: escribiendo.
Hablando sinceramente: Todos sus discos/EPs, hasta “El género bobo” (2009), son, a mi parecer, puras obras maestras. De la primera canción a la última, destacando algunas como El hombre que casi conoció a Michi Panero, El ángel Simón o Dry Martini S.A., y obviando algunas otras como Maravillas de la condición humana.
Por ello no es de extrañar que, tras dos años esperando que sacara nuevo material, y visto lo visto, la expectación fuera enorme y la decepción peligrosamente probable.
Así, en 2011, cuando devoré por primera vez “La zona sucia”, mi cara se asemejó bastante a la famosa “pokerface”. Ni bien, ni mal. Esperaba más, la verdad, pero seguía siendo ‘mi Nacho’.
Una vez escuchado y reescuchado cientos de veces, puedo dar una valoración más fríamente, y sería algo como: Letras más flojas, poco atrevidas, música más endeble y lineal. Pero sigue teniendo su encanto.
¿Mis favoritas del disco? La gran broma final, Incendios y Lo que comen las brujas, aunque depende del momento. Todavía así puedo decir que ha conseguido ganarme, estoy exagerando bastante para poder quitarme este peso de encima.
Incluso fui a su concierto el 1 de abril en la sala Oasis de Zaragoza y me enamoró (más aún), aunque fuera tan borracho que no pudiera ni abrir los ojos, logró hacerme llorar con Va a empezar a llover.
Bueno, de todas formas yo seguía con la esperanza de que Nacho volviera a sus canciones desgarradoras y sin escrúpulos. Entonces llegó “Cómo hacer crac”. Un EP que tenía la intención de ser mucho más concienciado, más maduro (con canciones como la que pone título al EP o Dos bandos).
Aún no lo he escuchado lo suficiente como para juzgar de una manera más o menos objetiva, pero de momento lo que puedo decir es más de lo mismo, me ha dejado a medias…aunque me gusta la idea, y me gusta Relato de un error; no me gusta Mi nueva vida, ni la nueva tendencia de la voz de Nacho a abusar de esa ‘dejadez’ al final de las frases que se hace notar en estas canciones.
Tiempo al tiempo.
Que conste que no estoy decepcionada, simplemente necesito más margen para la asimilación. Vegas va a seguir siendo uno de los mejores cantautores españoles (y esto ya no es subjetivo), por mucho que pudiese meter la pata, ya está en la Historia.
Yo seguiré usando sus canciones, sus frases, como referencia. Seguirá siendo mi monotema.
[Sábado, 3 de diciembre de 2011, 18:48]
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